Page 99 - Manejo defensivo para automovilistas parte 1
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El desarrollo de la moral
Durante la infancia todas las personas muestran egocentrismo,
pero poco a poco tales expresiones van disminuyendo y
gradualmente se comprende que para una convivencia en
armonía tienen que existir reglas. Con el tiempo, se puede
alcanzar un nivel todavía más alto, un nivel que está
representado por el servicio y comprensión hacia los demás, y
por la generosidad y tolerancia. Uno se ha dado cuenta de las
limitaciones de las personas y, por lo tanto, siente una mayor
humildad. Esta actitud conduce a que en nuestro comportamiento
como conductores tratemos de ayudar, a que nos sintamos en
comunidad con el resto de usuarios de las vías y a que tengamos
consideración con ciclistas y peatones. Sea amable. No basta
con conocer las normas; lo importante es el espíritu de ellas.
Sin embargo, lamentablemente, muchas veces se puede
comprobar que el egocentrismo sigue dominando en ciertas
personas, o que éstas con demasiada facilidad retroceden hasta
una etapa inmadura de su desarrollo. Las deficiencias en la
madurez personal dejan sus huellas en las estadísticas de los
accidentes de tránsito, no sólo en la cantidad de éstos, sino que
también en su gravedad. Los vehículos hoy en día poseen
grandes recursos de potencia que muchos se sienten tentados
de usar al máximo. Un conductor que desea demostrar su
“poder” o su “superioridad”, siente que su vehículo es un
instrumento con el que puede fortalecer su personalidad, ser más
osado y más independiente. Si bien él no piensa necesariamente
esto de modo consciente, puede suceder así en su
subconsciente, y no tardará en enfrentarse a situaciones críticas
en las que en el peor de los casos excederá el límite dentro del
cual puede actuar adecuadamente.