Page 103 - Manejo defensivo para automovilistas parte 1
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Represión
En diferentes situaciones de la vida las personas tratan de
reprimir o dejar de lado los pensamientos que, de alguna manera,
están impidiendo lograr sus objetivos. El contemplar y
comprender la realidad correctamente, en lugar de tergiversarla o
reprimirla, puede resultar decisivo cuando se conduce un
vehículo. ¿Se asume el riesgo de seguir conduciendo a la misma
velocidad a pesar de haber oscurecido y de que la carretera brilla
a consecuencia de una fina capa de agua? o ¿se es lo
suficientemente temerario para creer que el adelantamiento
saldrá bien a pesar de que el espacio disponible es escaso? ¿Se
captan los riesgos o no importan? En el fuero interno se sabe que
los riesgos aumentan. No obstante, otras cosas, como llegar a
cierta hora, parecen más importantes. En la mayoría de los
conductores esta represión tiene lugar alguna vez; pero en
algunos ocurre con frecuencia, disminuyendo la consciencia del
riesgo y aumentando la tendencia a correrlos, e incrementándose
así enormemente la probabilidad de accidentarse.
Formación de reacción
Durante la juventud muchas personas son tímidas o sienten
temor a quedar en ridículo, pudiendo albergar sentimientos
contradictorios sobre sí mismas: por una parte desean parecer
seguras y eventualmente osadas, pero por otra, se sienten
inseguras. ¿Cómo resolver tal conflicto? Está claro que se puede
reaccionar de maneras diferentes, pero no es raro que uno de los
sentimientos se vea fortalecido en exceso, y el resultado sea que
una persona insegura muestre un comportamiento agresivo.
En determinada circunstancia, una persona tímida puede desear
mostrarse atrevida para sobresalir y recibir el elogio o la
estimación de otros. Muchos accidentes de tránsito son
consecuencia de este mecanismo, que se denomina formación
de reacción.