Page 84 - Manejo defensivo para automovilistas parte 1
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Percepción selectiva:
Hasta ahora se han visto las limitaciones del ojo para ver en la
oscuridad, dado que el conductor tardó en descubrir al peatón
que caminaba delante. Pero también hay otras causas que
limitan la visión. En efecto, no siempre se ve oportunamente lo
que es más importante. Las personas funcionan de tal manera
que descubren lo que están dispuestas a ver, esto es, lo que
esperan encontrar. Dicho de otro modo, lo que no se espera ver
no se descubrirá o tardará mucho más tiempo en hacerlo. Con
seguridad, el conductor no tenía ni el más mínimo presentimiento
de que pudieran aparecer animales en la carretera, razón por la
que tampoco estaba preparado para ello. También influyó el
hecho de que tuviera prisa, ya que cuando estamos apurados
tratamos de prescindir de todo aquello que “estorba” la
conducción.
La necesidad de llegar pronto a la meta tiene como efecto que
todo lo que “no viene al caso” no tenga cabida en la conciencia.
En ese caso domina una especie de mecanismo de represión. El
estar consciente y la consideración de la aparición de riesgos
debieran llevar a una reducción de la velocidad, pero ello quizás
supone una contrariedad para un conductor que tiene prisa.
Lo dicho hasta ahora puede resumirse de la siguiente
manera:
A menudo se está expuesto a una gran cantidad de impresiones
sensoriales. Al ir conduciendo no se tiene tiempo de descubrirlo
todo, por lo que el cerebro selecciona los estímulos o
información. Tanto la selección como su interpretación no
dependen de la casualidad, sino que se ven influenciadas por las
expectativas, necesidades y por el estado de vigilancia.